El acero es resistente a la corrosión intergranular. Se utiliza principalmente en las industrias del automóvil, la construcción, el petróleo y los combustibles, la aviación, la ingeniería mecánica, los elementos decorativos, los equipos de cocina y la industria alimentaria, pero también en la producción de equipos electrónicos y en las industrias médica y farmacéutica.